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2.15.2012

¿Mujeres que Aman Demasiado?


Hace un par de semanas atrás me encontraba en la casa de una compañera de la universidad, era un día bastante caluroso en la selvática Buenos Aires y era mi segundo vaso de agua, a través del vidrio del vaso pude ver un libro que llamó mi atención por el título: "Mujeres que aman demasiado", no quiero mentir al lector diciendo que lo he leido o lo leeré, porque no es un título que me convoque a la lectura, y tampoco quiero generar discusiones entre quienes lo han leído, porque contrario a lo que pueda parecer el tema de hoy no es el libro, sino sencillamente aquella avalancha de pensamientos y construcciones que generó en mi la idea de pensar en las "mujeres que aman demasiado".  Lo primero que inevitablemente pensé era si mi compañera era de "esa clase de mujeres" y si lo era ¿que la hacía sentirse que amaba demasiado? ¿Alguien se lo había dicho? ¿acaso tenía una lista de las clásicas patadas en el corazón que la llevaba a sentirse catalogada de tal forma?  ¿qué o quién es una mujer que ama demasiado? ¿cuando se ama demasiado?
y lo que más me figuró esta frase: ¿y los hombres que aman demasiado?

No es novedad que desde la antigüedad se ha asociado a la mujer con una mayor tendencia (recurriendo a un término modernista) hacia la sensibilidad, la contención y la protección tierna.  Sólo por mencionar alguna referencia, Freud en Totem y Tabu menciona como el camino del erotismo y la corriente tierna se encuentra marcado por el laberinto maternal y, por su parte el legado de la ley y la espiritualidad era designado por el padre. Lo anterior nos deja pensar ya en una primera impresion del amor, ligado a nuestros progenitores, y es que como lo mencionara tambien Freud, el amor designa un vínculo entre "una varón y una mujer" (recordemos que en 1930 las parejas del mismo sexo no tenían el lugar social que bien ha facilitado el respeto por la elección de pareja en la actualidad), vínculo que signó ya desde un primer momento nuestra llegada al mundo, se supone una llegada aterrizada en el sostén del deseo y el placer parental.

En los términos "esperados" los cuidados y la crianza parental fueron una muestra de amor (o... ¿amor-odio?) que nos dio la posibilidad de sobrevivir al abrumandor mundo que percibimos cuando nacemos, y justamente en la adaptación a este mundo padres y madres tuvieron que sobrellevar nuestro vulnerable espíritu y cuerpo por amor... ¿acaso no nos amaron demasiado?
Pensar hoy por hoy en una "mujer que ama demasiado", no es cosa fácil, no me atrevo a pensarlo como una categoría reduccionista con ítems que deben marcarse con una x si se cumplen, porque ya como punto de partida habría que pensarse en un interrogante maleable ¿que es amar demasiado? 

El consumismo post-modernista ligado a la desesperación y por que no decirlo a la desesperanza emocional de las relaciones humanas, ha acentuado esa posición patriarcal para mi gusto, de continuar viendo al amor como cosa de mujeres , por eso se puede encontrar en la televisión, en la radio, en internet y en las librerías (insisto nuevamente en que no es mi intención generar ninguna postura frente al libro que mencioné arriba) miles de discursos irresponsables que favorecen posiciones "auto", auto-ayuda, auto-superación, auto-motivación, que promueven a mi forma de ver, la imposibilidad de pensar en que tenemos derecho a frustarnos, a sufrir, a fracasar, a lastimar y ser lastimados y nos desligan de la subjetividad prensente en la vinculación con el otro (llamase hombre o mujer), una cultura que si bien lucha por la equidad de género, por la igualdad de condiciones hombre-mujer, por superar la guerra entre géneros y convertirla en una colaboración y sostén mutuo (y en este punto me permito felicitar a los discursos actuales feministas), sigue abriendo los caminos para el autoerotismo compulsivo, llevando a pensar al amor, la ternura, la fuerza y la ley como cosas de uno u otro bando.
Por mi parte creo que si se habla de mujeres que aman demasiado necesariamente lleva a pensar en hombres que aman demasiado, y no porque no pueda pensar que "a nosotras nos toque y a ellos no" es porque el amor es cosa de la humanidad, y el amar demasiado dudo mucho que pueda acentuarse  en un criterio unificado... quizás yo he amado demasiado, quien sabe, quizás miles de personas hayan amado demasiado.. pero acaso ¿no hace parte de nuestra experiencia vital el amar? quizás exista algun sentido patológico que verse sobre la frase "mujeres que aman demasiado", y si es así ¿cuándo fue que permitimos que el amor se nos convirtiera en una enfermedad?

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1.21.2012

La RueDa SiguE GiRanDo

Es una tarde de sábado muy calurosa... y puse la jaula de Dustfinger al aire y extrañamente su ruedita volvió a girar, esta mañana me desperté con la noticia de que había logrado escapar de su pecerita, a simple viste un evento sencillo, quizás para la mayoría sin importancia, pero aquí estoy con una nostalgia que responde a sus pequeños ojitos y al movimiento de sus diminutas manitas frotando su rostro, que se que extrañaré. Dustfinger era mi pequeño hanster, que había tolerado la presencia de mi gato Merlín y valientemente sostuvo su mirada frente a los ojos inquietos de Merlín ... Me sorprendo a mi misma en la tristeza de ver su pecerita sin él, y me angustia enormemente pensar que quizás haya sucumbido ante la temperatura y el hambre, cosas como estas, me hacen pensar en todo lo que, como seres humanos tomamos para aferrarnos a la vida, para atrevernos a sonreír y decir disparates mientras hablamos con nuestras mascotas, en como algo tan pequeño como un hanster nos puede dar la posibilidad de tener un vinculo con un otro viviente que aunque no es un ser humano, a veces sentía que me toleraba mejor, nunca había visto que respondieran con tanta avidez al tono de mi voz, que me comunicara su alegría girando incontables minutos en su rueda, jamas podre entender como Merlín lo tuvo en frente y no hizo ningún intento por atacarlo, y entonces me convencí de cuantos ejemplos magníficos y sobrecogedores pueden darnos los animales sobre lo que es realmente el respecto y el afecto por otro que inclusive se supone debería atacarnos pero preserva nuestra vida simplemente para seguir conviviendo...
Con la huida de Dustfinger me aferro más al respeto por la dignidad de un animal y más aun por las mascotas que tenemos en casa, quiero cerrar esto invitando a quienes leen este blog a un trato digno, respetuoso y sobre todo lleno de afecto a esos pequeños seres que el universo a dispuesto en nuestro mismo ambiente, por esos traviesos que nos saludan con alegría cuando llegamos a casa y nos despiertan en la mañana con una ceremonia inolvidable... Te Extrañare pequeño Dustfi y el viento hará que tu RuedA Sigua giRando...